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El púgil boricua venció por decisión unánime a Ray Ximénez

Christopher “Pitufo” Díaz (16-0, 13 nocauts) se topó con el rival más fuerte en lo que va de su carrera, venciendo al mexicoamericano Ray Ximénez (13-1, tres nocauts) por decisión unánime la noche del sábado en el Coliseo Roberto Clemente de Hato Rey.

La votación oficial fue 77-75, 80-72, 78-74 para Díaz, quien con la victoria conquistó el título juvenil de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) en las 126 libras.

“Gracias a Puerto Rico por siempre darme su apoyo. Nunca me han fallado y gracias a ustedes conquisté el título mundial juvenil”, dijo Díaz tras la pelea.

Al inicio, Ximénez mostró sorpresiva velocidad de manos. Díaz lidió efectivamente con ella, usando su jab a distancia y colando oportunas derechas.

Abriendo el dos, Pitufo llegó con una mano fuerte y Ximénez reaccionó disintiendo en negativa con la cabeza, como diciéndole a Pitufo que no la sintió. Sin embargo, su lenguaje corporal le llevaba la contraria.

Poco después, el nacido en Dallas retó al barranquiteño a intercambiar en el centro del ring.

Mostrando su agresividad usual, Díaz lo complació, y ambos intercambiaron por largo rato; Ximénez pegando arriba y Díaz hincando al cuerpo. Una de esas izquierdas al costado obligó al mexicoamericano a doblar su torso en dolor.

Ximénez volvió a retar a Díaz a intercambiar en el tercero y tuvo más éxito. Obligó al Pitufo a subir la guardia y a irse de espaldas a las cuerdas en dos ocasiones.

Para el cuarto, Ximénez lucía en remonte. Presionaba a Díaz y llegaba con sus golpes, en particular un sólido oper finalizando el episodio.

Díaz volvió a su jab desde afuera en el quinto. Pegó un buen gancho abajo y otro arriba, pero en instantes recibió una riposta al rostro.

La pelea se tornaba en una en que dominaba no el que pegaba más fuerte sino el que mejor asimilaba golpes.

Una mano fuerte de Ximénez a la cabeza agitó nuevamente a Díaz, quien se mordió el labio inferior y se lanzó a fajarse con su oponente. Pitufo logró ganar ese intercambio y llevarse el asalto.

“Fíjate, me sorprendió que viniera a intercambiar”, admitió Díaz en un aparte con este medio en la falda del ring. “Varias veces quise como decirle, ‘aquí mando yo’ y me fui al toma y dame”.

Abriendo el seis, Ximénez salió con guardia zurda. Poco después comenzó a retroceder como buscando un segundo aire. Díaz tiró menos pero tuvo mejor puntería.

Ximénez seguía zurdo para el séptimo, pero retrocedía, tiraba poco y solo en contragolpeo.

El de Barranquitas aprovechó con su ofensiva y pegó un buen oper. Luego pasó el último minuto evadiendo y haciendo muecas y gesticulando con las manos.

“Me llevé un regaño de Ricky, pero le puse pique a la pelea y el público quedó satisfecho”, dijo Díaz, quien selló la victoria abriendo el octavo con un potente 1-2 que tambaleó a Ximénez.

El mexicoamericano no cayó, sin embargo. Por el contrario, retó nuevamente al boricua y ambos se fueron a otro tiroteo a corta distancia. Lo ganó Díaz, pero terminó exhausto y sus manos salían como en cámara lenta. El de Barranquitas usó su maña y cintura para evadir golpes, y luego -cansado pero valiente- cerró el episodio ganando el extendido intercambio final. Lo logró pegando barrecampos y doblando el torso para evitar la mayor parte de los envíos de Ximénez.

“Me sorprendió que asimiló todos mis golpes. Le di los golpes más fuertes que le he dado a un rival y él no se cayó”.

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